El litoral peruano, un vasto y largo desierto cruzado a manera de oasis por 52 ríos que van a dar al Pacífico, está plagado de contrastes geográficos y de unos notables hallazgos arqueológicos que han cambiado la faz de la historia regional y mundial.
VERANO TODO EL AÑO
Por Tumbes, en el extremo norte del Perú, llegaron Francisco Pizarro y su hueste en 1528 a conquistar el fabuloso imperio de los Incas. Casi quinientos años después, mucho de lo que vieron aquellos españoles es todavía una realidad: las mismas playas de arena fina, las misma palmeras, y las mismas langostas que los pescadores suben hasta el día de hoy a similares balsas de palos y vela con las que se cruzara Pizarro entonces.
Allí se acaban las similitudes, ahora el litoral tumbesino tiene a disposición de los visitantes modernos albergues de cara al mar, que tienen servicios tan exquisitos como la pesca de altura. Y una moderna carretera que une la costa peruana de punta a punta a través de 2,500 kilómetros de reluciente asfalto. Esta vía parte en dos al legendario poblado de Máncora a la altura del kilómetro 1,164 de la Panamericana Norte. Caleta de pescadores y acogedor balneario a la vez, Máncora es la puerta de entrada a Piura, y refugio de surfers y de gente joven con ganas de divertirse de día y de noche.
Por Tumbes, en el extremo norte del Perú, llegaron Francisco Pizarro y su hueste en 1528 a conquistar el fabuloso imperio de los Incas. Casi quinientos años después, mucho de lo que vieron aquellos españoles es todavía una realidad: las mismas playas de arena fina, las misma palmeras, y las mismas langostas que los pescadores suben hasta el día de hoy a similares balsas de palos y vela con las que se cruzara Pizarro entonces.
Allí se acaban las similitudes, ahora el litoral tumbesino tiene a disposición de los visitantes modernos albergues de cara al mar, que tienen servicios tan exquisitos como la pesca de altura. Y una moderna carretera que une la costa peruana de punta a punta a través de 2,500 kilómetros de reluciente asfalto. Esta vía parte en dos al legendario poblado de Máncora a la altura del kilómetro 1,164 de la Panamericana Norte. Caleta de pescadores y acogedor balneario a la vez, Máncora es la puerta de entrada a Piura, y refugio de surfers y de gente joven con ganas de divertirse de día y de noche.
FOTO: Surf en Cabo Blanco, Piura
Gonzalo Barandiarán / PromPerú
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